Llegó el otoño,
pasó el verano,
transcurrió el tiempo,
se fué primera ola de epidemia,
albergamos esperanzas
de la nueva " normalidad"
y se deshicieron todas
las expectativas
en nuestras narices.
Hay que convivir con el virus
( se nos dijo)
sobreentendiendo inútil
plantear cualquier estrategia de
intento de erradicación
tipo asia.
Así que aquí estamos
entrando de lleno
en una crisis económica sin precedentes
donde todo pinta fatal.
Y vamos tranquilos
al matadero,
pensando que al vez no nos duela
nada,
y ocurra todo sin dolor.
Sin dolor empezar a vivir
o tal vez sobrevivir
en un mundo que ya no conoceremos,
y vamos noqueados
hacia ese matadero sin remedio.
Tristes, asumiendo
que ya no hay remedio,
y tal vez no lo haya.
Perdiendo la esperanza
poco a poco
de que las cosas podrían mejorar.
Callados y silenciosos
hacia ese matadero,
no sé quién podrá
escapar o el modo de escapar
de tal destino.
Mi ánimo , como el de mucha
más gente se resiente,
a pesar de mis esfuerzos
de mantener la calma.
No tengo a veces energías
para escribir,
pero hoy he podido,
y menguan mis fuerzas.